De personalidad inquieta y trayectoria multidisciplinar, Héctor Cardell, conoce de manera personalísima el escenario y sobre todo las bambalinas de la escena nocturna ibicenca. En 1985 decide dejar la península y su Alicante natal para participar de lleno en el zoo mundano que rodeaba la noche pitiusa poniendo en valor sus aptitudes para la ambientación, y de esta manera quedar ligado a ella durante la mayor parte de su carrera profesional.
Como parte de los equipos de diseño de interiores y visual de salas como Ku, (actualmente Privilege) Héctor desembarca en Pachá -donde se establecería durante más de veinte años- decorando una Ibiza por donde se paseaba un misceláneo grupo de personajes nacionales e internacionales que poco se parece a la actual isla, tanto en sus periodicidades y formas de trabajo, como en su espíritu. En palabras del propio Héctor al recordar aquella época "la ambientación surgía de manera natural, era parte de un trabajo grupal con materiales hechos enteramente por nosotros mismos. Las salas tenían ambientación pero la gente se ambientaba sola, entraban al juego porque la estrella no era el DJ en cuestión, era el público", Héctor es por tanto testigo de excepción de una escena de clubs más espontánea, fresca, menos técnica y fundamentalmente guiada por un amor común a la libertad de expresión.